Hace unos meses acudí a un teatro de Valencia para recoger unas invitaciones que me tenían preparadas. El encargado de entregármelas, después de saludarme, subió unas escaleras que conducían al despacho donde las tenía, pero algo le entretuvo por el camino y se olvidó de mí por completo. Mientras tanto, entablé conversación con uno de los empleados del teatro. No sé cómo empezó la charla ni cómo derivó a este tema, pero el caso es que me contó que había escuchado en la radio la entrevista a un tío que decía haber conseguido timar a los bancos una burrada de dinero, que lo había hecho por principios y que lo había repartido todo entre organizaciones sociales. El se había quedado un euro, que era lo que necesitaba para vivir (¡qué suerte! Dije yo) .
Cuando era pequeño tenía una colección de historias de Walt Disney que leía y releía una y otra vez. Pero sin duda mi preferida era Robin Hood, que en la versión de Walt Disney lo encarnaba un simpático zorro.Por eso me gustó la historia que me contó este chico. Me sorprendió no haberla escuchado antes y no me preocupé por indagar demasiado por si la realidad, como tantas otras veces, estropeaba un relato que me gustaba cómo me lo habían contado. Creo que hasta imaginaba al timador con cara de zorro.
Pero hoy me he decidido a buscar en google, y me he encontrado la historia de Enric Durán, un tipo de cuyas ideas y medios alguien discrepará, pero sin dejar de reconocer que aquel que se juega su pellejo por principios y sin caer en la tentación de sacarle provecho merece como mínimo nuestro respeto y reconocimiento.
Cuando era pequeño tenía una colección de historias de Walt Disney que leía y releía una y otra vez. Pero sin duda mi preferida era Robin Hood, que en la versión de Walt Disney lo encarnaba un simpático zorro.Por eso me gustó la historia que me contó este chico. Me sorprendió no haberla escuchado antes y no me preocupé por indagar demasiado por si la realidad, como tantas otras veces, estropeaba un relato que me gustaba cómo me lo habían contado. Creo que hasta imaginaba al timador con cara de zorro.
Pero hoy me he decidido a buscar en google, y me he encontrado la historia de Enric Durán, un tipo de cuyas ideas y medios alguien discrepará, pero sin dejar de reconocer que aquel que se juega su pellejo por principios y sin caer en la tentación de sacarle provecho merece como mínimo nuestro respeto y reconocimiento.
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