Me encontraba la semana pasada en un pueblecito del pirineo francés al que había acudido para visitar una casa en venta. El propietario no estaba y una señora nos avisó de que quizás en el bar del pueblo tuvieran llave. Allí acudimos y, efectivamente, el dueño del bar me la entregó de inmediato. Yo me quedé un poco parado, como esperando algo más. Le dije ¿no me la va a enseñar nadie? ¿voy a verla yo solo? “Yo no puedo, estoy trabajando. Luego me la devuelves”, me dijo este hombre. Y así nos fuimos, llave en mano, a visitar la casa en venta. Una vez allí, comprobé que no había cosas de gran valor pero sí algo de ropa, botas de montaña, un equipo de música, algunos muebles, cds… Cuando devolví la llave tan sólo me preguntaron si había apagado la luz del último piso. “Muchos se la dejan encendida”. Entonces constaté lo que ya imaginaba, que aquello no había sido una excepción en el sistema de visitas de esta casa.
Luego recordé que hace unos cuantos años ya me había sorprendido, justo en un pueblo vecino, que las casas estuvieran abiertas o con las llaves puestas por fuera.
No sé si se trata de un exceso de confianza (en la ciudad lo sería, sin duda) pero qué gusto vivir con ella. Qué gusto no andar con recelos todo el día, sospechando de unos, temiendo de otros. Qué sosiego, qué paz.
Luego recordé que hace unos cuantos años ya me había sorprendido, justo en un pueblo vecino, que las casas estuvieran abiertas o con las llaves puestas por fuera.
No sé si se trata de un exceso de confianza (en la ciudad lo sería, sin duda) pero qué gusto vivir con ella. Qué gusto no andar con recelos todo el día, sospechando de unos, temiendo de otros. Qué sosiego, qué paz.
En el garaje de mi casa -vivo en Valencia- tengo que candar la bici y también el sillín desde que éste me voló en una ocasión. También desapareció la antena del coche y un casco de la moto que, confiado, había dejado sobre su asiento. No son grandes pérdidas pero me producen la incomodidad de tener que andar candándolo todo y el desasosiego de desconfiar de todos, porque sé que los ladronzuelos son vecinos (y no me consta que tenga vecinos que pasen hambre).
Me encuentro en un punto intermedio, no sé si equidistante, entre la plácida confianza de los habitantes de este valle francés y el miedo casi paranoico que a veces contemplo a mi alrededor. No es bueno vivir con miedos y los medios no ayudan (no es un juego de palabras). Demasiadas malas noticias, demasiados accidentes, atracos, violaciones o asesinatos leemos en los periódicos y, sobre todo, vemos en la televisión, que nos dan una imagen hipertrofiada de la realidad.
Pero no es nuevo. No creo que los medios de comunicación utilicen el miedo para manipularnos sino tan sólo para venderse mejor, porque saben que somos morbosos y nos gusta la sangre. Pero el miedo siempre se ha utilizado para fines más viles. La Iglesia católica sabe mucho de eso y ha fomentado el terror al infierno, al diablo, al limbo, a la hoguera, a la prisión, a la censura, a los rojos, a los granos pajeros, a la ceguera, al sida, a la ruptura de la familia o, quizás a la extinción de la especie humana (porque no sé cómo interpretar el último anuncio anti-aborto que ha promocionado).
Los gobiernos también han usado esta arma y no sólo los llamados totalitarios. La Administración Bush manejó a su pueblo a su antojo usando como arma principal el pánico al terrorismo. Crearon incluso una clasificación por colores; la alerta roja, naranja o verde de amenaza terrorista le decía a los norteamericanos el nivel de terror que debían sufrir. El miedo es el mando a distancia con el que Bush manejó a su pueblo y le permitió ganar por segunda vez las elecciones. En ese país, además, el miedo al vecino constituye la principal fuente de ingresos de la industria armamentística. En EEUU el miedo mata.
Ese mismo temor se fabricó para justificar una guerra y un presidente nuestro llegó a decir ante las cámaras de televisión, en directo y en horario de máxima audiencia, mirando a los ojos de su entrevistador y con semblante preocupado aquello de “créame usted y créanme todos los españoles que estoy diciendo la verdad. Irak tiene armas de destrucción masiva”. Desde entonces, daba igual que en España murieran en dos semanas por accidentes de tráfico el mismo número de personas que morirían después en el atentado del 11-M; daba igual que cada año caigan por ese mismo motivo en todo el mundo cientos de torres gemelas; a la gente le sigue dando miedo su vecino marroquí mientras conduce su coche a 180 km/h.
Los maltratadores someten a sus parejas mediante el miedo a la agresión; los jefes a los empleados mediante el miedo al despido, los hijos a los padres con el miedo al rechazo, etc.
El miedo es natural. Es un instinto de supervivencia que nos permite huir cuando hay un peligro. Y es natural temer a la muerte, a la enfermedad o a la vejez. Pero carguemos en nuestras maletas las justas dosis y no compremos las que nos venden porque, como dice Carlos, mi cuñado, los cobardes nunca se llevan las chicas guapas.
Por cierto, para el que lo quiera, vendo mis miedos. Los regalaría pero quiero comprarme una casa en los Pirineos.
Ese mismo temor se fabricó para justificar una guerra y un presidente nuestro llegó a decir ante las cámaras de televisión, en directo y en horario de máxima audiencia, mirando a los ojos de su entrevistador y con semblante preocupado aquello de “créame usted y créanme todos los españoles que estoy diciendo la verdad. Irak tiene armas de destrucción masiva”. Desde entonces, daba igual que en España murieran en dos semanas por accidentes de tráfico el mismo número de personas que morirían después en el atentado del 11-M; daba igual que cada año caigan por ese mismo motivo en todo el mundo cientos de torres gemelas; a la gente le sigue dando miedo su vecino marroquí mientras conduce su coche a 180 km/h.
Los maltratadores someten a sus parejas mediante el miedo a la agresión; los jefes a los empleados mediante el miedo al despido, los hijos a los padres con el miedo al rechazo, etc.
El miedo es natural. Es un instinto de supervivencia que nos permite huir cuando hay un peligro. Y es natural temer a la muerte, a la enfermedad o a la vejez. Pero carguemos en nuestras maletas las justas dosis y no compremos las que nos venden porque, como dice Carlos, mi cuñado, los cobardes nunca se llevan las chicas guapas.
Por cierto, para el que lo quiera, vendo mis miedos. Los regalaría pero quiero comprarme una casa en los Pirineos.
Siento no poder comprarte tus miedos hace tiempo puse en venta los míos y todo el mundo tiene ya.
ResponderEliminarTienes mucha razón con lo que dices Julio.El miedo es una sensación que sentimos reaccionando ante una cosa o situación desconocida,es libre como se suele decir,unos tenemos miedo a unas cosas otras a otras.Pero ciertamente la mayoría de las veces nos lo venden como arma para conseguir propositos,es fácil llevarnos a un estado de miedo para que cambiemos nuestras posiciones y acabamos siendo marionetas de los miedos.Al final actuamos en base a esos miedos y aunque se reniege de ello y pensemos lo contrarío nuestra vida esta supeditada al miedo a... si hago esto ....si digo aquello......,los empresarios consiguen ponernos el pie en el cuello con el miedo DESPIDO,los gobiernos con el miedo TERRORISMO,la iglesia basa en el miedo LA SALVACIÓN.Y así enumeraría cientos de cosas.
Según somos adultos perdemos miedos y nos invaden otros nunca dejaremos de temer algo.
El caso que así siempre nos tienen en sus manos quienes los pretenden.Yo me rebelo e intento poner mis derechos sin amenazas pero a veces reconzco que me callo por miedo a salir mal parada. Lo que me consuela es que quien impone esos miedos también tiene temores.Y si llegara el día de que todos perdamos esos miedos y no rebelemos ellos son los que tendrían que temer.
Luego hay otra clase de miedos que somos nosotros mismos quien los provocamos.En ese pueblo que cuentas debe ser una maravilla vivir con esa tranquilidad,la confianza y el respeto por ellos mismos hace que se comporten así.Pero eso pasa en otros sitios pequeños,yo en el pueblo de mi padre me siento igual,donde vivo no me fío de nadie,el problema lo veo a veces en nosotros mismos no hemos hecho mas malos.
Yo ya no guardo las bicis en el garaje me las han robado dos veces,y se quien pero no puedo hacer nada,ahora las tengo en un habitación de casa y he puesto otro candado en la puerta de la calle.¿porque tenemos que vivir así? no lo se a veces pero es la realidad.Nacemos con miedo vivimos con miedo y moriremos con miedo.
Un saludo Julio.
En mi pueblo todo el mundo dejaba las puertas abiertas porque nos conociamos todos y no habia miedo, de vez cuando habia robos pero nada que no superara lo normal, de hecho solo había un policía para las 2000 personas que vivian alli. Ahora ya es diferente, la delincuencia ha subido por culpa de la droga y sigue habiendo el mismo policia, por ello hay mas miedo.
ResponderEliminarSupongo que si no tuvieramos miedo a nada no seríamos seres humanos.
Un saludo.
Julio, eres un crack. En serio, mientras te leia he pensado que podrías perfectamente ser columnista de un diario o escribir en la contraportada de el país por ejemplo. Estarías a la altura de muchos escritores, sólo te falta un nombre reputado. Igual así conseguirías lo que te hace falta para comprar tu casa. Y esto no lo digo por miedo (solo es peloteo.
ResponderEliminarEn cuanto al tema, por opinar algo, el miedo/prudencia es sano para valorar una situación y huir o enfrentarse según el resultado de dicha valoración. Como tu muy bien expones lo insano y terrorífico es la explotación del miedo para obtener unos fines. Se utiliza mucho y creo que la mejor forma de vencerlo es reconocerlo, detectarlo, es decir la información y la cultura. Y ahí los medios de comunicación y las personas de las que te rodeas son importantes. Por cierto, en los pirineos quedan uno o dos osos por ahí sueltos. Si te los encuentras baja la cabeza y no los mires a los ojos. Un besote
Una aclaración: yo fui a un colegio de monjas donde nos inculcaron muy intensamente el miedo y la culpa. Ahí podría dar un master. En cuanto a lo del limbo, me ha encantado oir de nuevo esa palabra que tenía olvidada "limbo". Designaba un sitio donde iban los niños que no eran bautizados porque no había dado tiempo, y allí esperaban no se cuánto tiempo hasta que podían ascender al cielo, A ver qué culpa tenían los pobres. Y cuando te distraías te decían "fulanita, es que estás en el limbo o qué? Menos mal que a ese sitio nunca le tuve miedo porque me lo vendieron como pasajero, despues de una larga espera que se hacía eterna parece ser, salías de allí. Qué risa. Yo me pasé mi infancia en una casa abierta de par en par y podía colarse quien quisiera y nunca pasó nada. Gracias Julio por recordarmelo
ResponderEliminarEse miedo con el que convivimos, querida Anita, no sólo nos hace menos felices sino que también nos ha hecho perder la hospitalidad. Esa que tuvieron los venezolanos que acogieron a los abuelos de Claudia (¿recuerdas, "Fueron 3 lágrimas"?); esa que aun conservan algunos pueblos (si aparece Laura por aquí nos podría contar la de los iraníes). Juan Luis, otro cuñado, también tiene una casita en el Pirineo. Hace algunos años estando yo allí junto a él y nuestras familias había un albañil de San Sebastián que reformaba la casa que acababa de comprar. Juan Luis le preguntó dónde pensaba pasar la noche. "En mi furgoneta" contestó. "De eso nada, pasarás la noche en mi casa". Y en su casa, con nosotros, pasó la noche un perfecto desconocido. Eso es bello y lo hemos perdido.
ResponderEliminarJose, qué alegría volver a leerte. La verdad es que podías haber aparecido por aquí cuando hablábamos de la infidelidad. Echaba en falta alguna opinión masculina.
ResponderEliminarEstá claro que el miedo es necesario. De lo que se trata es de cargar con el imprescindible. Nos sobra demasiado.
Bonsai, ¿no estarás tratando de quitarle a Anita la presidencia del club de fans? Agradezco tus halagos pero no es para tanto, lo que pasa es que tu opinión es bastante coincidente con la mía y eso te hace ver más virtudes de las que hay. También te agradezco que me imagines en la contraportada de El Pais y no en El Cabinista, me habrías hundido.
ResponderEliminarHace unos años venía a visitar a un jefe que tuve que era del Opus (aunque también de UGT, era un tipo muy raro pero un hombre bueno) una señora mayor, muy religiosa, muy temerosa de Dios. Un día lloraba porque su hija no pensaba bautizar a su nieta. "Si se muere la criatura irá al limbo" decía. Este hombre le respondió "¿Pero tú crees que Dios permitiría que a tu nieta, que no ha tenido ni tiempo para pecar, le pasara eso? Anda, mujer, no temas". No creo en Dios pero si creyera me apuntaría a éste y no al de las amenazas.
Con la Iglesia hemos topado… absolutamente todas las sociedades y las comunidades sean de la índole que sean están basadas en unas normas que comportan unos derechos y unas obligaciones. Parece ser que en la naturaleza humana existe la tendencia a preferir disfrutar de los derechos que a cumplir con las obligaciones y por ello las leyes establecen castigos que pretenden no sólo reprender sino actuar como disuasorio a través del miedo. Y sinceramente, no se me ocurre otra vía.
ResponderEliminarSí, la Iglesia, las religiones, los gobiernos, los jefes… todos ellos pretenden que acatemos sus mandatos inculcándonos miedos reales o ficticios. Pero también la escuela, la familia, los amigos e incluso nosotros a nosotros mismos.
En la encuesta que Julio nos propuso sobre la infidelidad, el 75% de los encuestados serían infieles si tuvieran la certeza de que su pareja no se iba a enterar. Dicho de otra forma, el 75% de los encuestados no es infiel por miedo a que su pareja se entere.
Si supieras que no te iban a pillar… pagarías en el metro? Devolverías una cartera que te has encontrado repleta de dinero? Defraudarías a Hacienda? Te agenciarías algo en unos grandes almacenes?
Creo que este tipo de miedo es un mal necesario que nos permite mantener, para bien y para mal, una cierta organización.
Julio, yo también te pondré el ejemplo de una señora mayor, de 70 años, criada en la posguerra y educada en una escuela católica (de monjas de la posguerra!!!). Esta mujer tiene dos hijas que conviven con su pareja, y dos nietas sin bautizar. Cuando le dije (es mi madre) que me iba a vivir con mi pareja, pálida me contestó: mañana lo veré bien, lo más importante es que seáis felices, pero déjame que hoy esté un poco apenada. Y así fue. Un día le duró su pena.
En la sociedad de la comunicación y la información se me hace difícil pensar en ese tipo de miedo que te cubre como una manta zamorana aplastando toda posibilidad de pensamiento crítico. Creo más bien en la comodidad de echar la culpa a esa sociedad de la que misteriosamente nadie forma parte… Pero pensemos cuántos de los miedos que andan por ahí son copyright nuestro, cuántas decisiones no tomadas por miedo a la equivocación? Cuántos amores callados por miedo al rechazo? Cuántas ideas sin expresar por miedo al ridículo? Cuántos sueños sin cumplir por miedo al fracaso? Cuántas aventuras sin emprender por miedo a lo desconocido?
A qué da miedo?
Si Julio recuerdo a Claudia y no creas que a veces he pensado que tal estará y se ha dejado sentir ese rechazo y ahora que lo menciono,ese tipo de rechazos creo que también los mueve el miedo a lo desconocido a que nos negamos a ver a las personas como lo que son personas y no enemigos y nos da miedo conocerlas.Lo desconocido también provoca miedo.Y hay también se puede englobar la hospitalidad como tu bien dices. Estoy de acuerdo con Bonsai respecto a tu forma de escribir y plantear las cosas,necesitamos frescura y ganas de poner los puntos sobre las ies.El miedo a la culpa que nos inculcaron en los colegios de mojas (yo también fui a uno) ese no le tengo y creo que cada vez menos gente. Ese miedo es una forma de imponer una creencia y no estoy de acuerdo en utilizar esa manera,pero no se puede uno sorprender porque a la vista está que se utiliza o la utilizan para tener dominados a comiendo en la mano de los que lo propagan.Difícil tarea quitar miedos,algunos se podrán superar pero como dice anónimo los miedos copyright nuestros los hacemos nosotros y que razón tiene. Un placer venir aquí reconozco que disfruto mucho en ello.
ResponderEliminarLo habia leido lo de la infidelidad, pero como habia muchos comentarios pense que se habria dicho todo y podria repetir algo. Y tampoco me habia dado cuenta que habia mayoria de opiniones femeninas.
ResponderEliminarEn lo del miedo, eso es verdad, cargamos con demasiado miedo, y en eso si habria que pararse a pensar a que debemos temer.
Me gustaría comentar esta frase de anónimo "esa sociedad de la que misteriosamente nadie forma parte". Muchísimas veces echamos la culpa, justificamos nuestros actos o disculpamos ciertas conductas no deseables achacándolos a la sociedad, y me he sorprendido pensando que es la primera vez que me doy cuenta de que YO también formo parte de esa sociedad. Espero, a partir de ahora, no usar tan a la ligera esta expresión si no voy ha incluirme en ella. ¡Me encanta el comentario de anónimo!
ResponderEliminarJulio sigue así, me divierte mucho seguir tus opiniones y, como no, las de los demás. Saludos a todos.
Creo que hemos entrado en un tema complicado,con muchos matices y que es dificil de analizar, por lo menos a mi me está costando a la hora de expresarlo. Es cierto que una cierta dosis de miedo, la que describe Anónimo, en la escuela, los amigos etc, quizá sea necesaria para que nuestra parte egoista no actue a sus anchas invadiendo a los demás. Yo más que miedo le llamaría educación o respeto, aunque lleve inherente un miedo al castigo. Quizá ese miedo es necesario para recordarnos que no vivimos solos y que los demás tambien tienen derechos. Tambien el miedo al ridículo, a la aventura, a los cambios, a veces nos protege de nosotros mismos y de nuestros impulsos irreflexivos y no sería tan malo salvo que se vuelva patológico y nos quite la espontaneidad, la ilusión y el espítitu aventurero. Yo el miedo lo encuentro malo y destructivo cuando nos paraliza y nos impide actuar con libertad, seamos nosotros los que nos lo imponemos o sean los demás. Y cuando se usa como doctrina, sea religiosa o política, es tan sutil, que más que miedo me da terror.
ResponderEliminarEn cuanto al botón de la infidelidad quizás se aprieta no porque se tenga miedo a que la pareja nos deje, sinó porque así no sufre innecesariamente. Y otro ejemplo de los matices del miedo: ¿qué pasaría si además del miedo a que la pareja se entere fueras una mujer de un país en donde lapidan a las adúlteras,? Ese sería un caso de miedo a una doctrina política, para mí de los peores, porque luchas contra una sociedad de la que formas parte, pero de la que no compartes la ideología que se te impone. Menos mal que hay valientes que cambian el mundo (pero siempre empieza el individuo, así es que estoy de acuerdo: empecemos venciendo nuestros miedos individuales. Gracias, no compro
Huy, Anónimo 1, creo que no me has entendido.. Suscribo completamente la opinión de Bonsaisobre tu comentario pero querría añadir algo más.
ResponderEliminarFíjate en el título del tema: EL MIEDO PROGRAMADO. Estoy absolutamente de acuerdo con que debe existir unas normas para que haya una convivencia razonable pero yo no estoy hablando del miedo a incumplir esas normas. Porque ese miedo te lo buscas tú solito. Sé que robar me puede provocar temor a ser encarcelado de igual manera que si hago parepente o me planto ante un toro me hará temer por mi integridad física. Pero yo estoy hablando de esos miedos que nos provocan sin que nosotros los hayamos solicitado. Que suelen basarse en mentiras o exageraciones y que tienen un fin perverso. Te he puesto unos ejemplos, puedes no estar de acuerdo con ellos y rebatirlos; puedes poner otros ejemplos pero, por favor, no me los mezcles con esos miedos que, o son naturales –como los últimos que enumeras entre interrogantes- o yo me los he buscado.
Un gobierno no tiene ninguna necesidad de inculcarnos miedo para que acatemos sus mandatos –como dices- porque para eso está la ley. Y además no había ningún mandato que acatar en los ejemplos que he puesto, tan sólo la necesidad de fabricar un temor a través de la mentira que diera respaldo a una acción que, sin ese temor, no habría podido justificarse, y les habría echado del poder. Tampoco la Iglesia necesita propagar el terror para que acatemos su doctrina sino tan sólo difundirla. Salvo que lo que realmente haya pretendido siempre haya sido conservar o aumentar sus privilegios.
Es verdad, en la sociedad de la comunicación y la información no hay una miedo que nos cubra como una manta zamorana aplastando toda posibilidad de pensamiento crítico. Pero ésta también es la sociedad de la desinformación y en ella el miedo cala más que ningún otro mensaje (y ejemplos hay miles).
Pagaría en el metro aunque supiera que no me iban a pillar si no lo hiciera, igual que devolvería a su dueño una cartera repleta de dinero. No es cuestión de miedo, sino de ética. A mí la ética no me impediría ser infiel pero sí el miedo a hacer daño a mi pareja o a perderla (un miedo natural, que nadie me impone y que si lo sufro será porque yo lo elijo).
El miedo es libre, como dijo Anita, y cada uno se tendrá que revisar los suyos y saber detectar los que le quieren endosar (y no precisamente ese “ente abstracto” que es la sociedad, y que yo no he mencionado sino personas, instituciones, gobiernos, o partidos concretos).
Y no tengas miedo a decir tu nombre, Anónimo.
Anónimo II, me alegro de que estés aquí y de que te diviertan las opiniones. Por tu cumplido evitaré desvelar tu identidad (aunque no me ha gustado nada tanto peloteo con Anónimo I, que conste).
ResponderEliminarUn beso.
Pagaría en el metro aunque supiera que no me iban a pillar si no lo hiciera, igual que devolvería a su dueño una cartera repleta de dinero. No es cuestión de miedo, sino de ética. A mí la ética no me impediría ser infiel pero sí el miedo a hacer daño a mi pareja o a perderla (un miedo natural, que nadie me impone y que si lo sufro será porque yo lo elijo).JULIO CON ESTE PARRAFO LA HAS CLAVAO MEJOR IMPOSIBLE. APLAUSOS
ResponderEliminarEsta mañana me he levantado pronto y me he ido al mercado del cabanyal que tengo cerquita de casa, pero como me hacía falta dinero en metálico he tenido que sacar dinero de un cajero automático. Cuando iba a entrar en ese recinto donde está el cajero entre la calle y la oficina bancaria, me he encontrado con un cuerpo de una persona joven, supongo que indigente, tumbado sobre cartones y cubierto con un saco de dormir. Esto lo he percibido cuando empujaba ya la puerta para entrar. Confieso que he quedado unos breves instantes parada y se me ha pasado por la cabeza dar la vuelta e irme a otro cajero. Pero como el miedo nos hace pensar rápido, he recordado como un flash lo que ocurrió hace tiempo con unos jóvenes que quemaron a una pobre (doblemente) mujer en un cajero precisamente. Y tambien muy rápido mi mente ha dicho: si él no me tiene miedo, ¿porqué lo voy a tener yo?. He entrado, he sacado mi dinero y al oir el ruido de la máquina el "indigente" se ha medio espabilado. Casi me he sentido mal por despertarlo. No es que yo sea buena, aunque lo esté (jejejeje), pero estas situaciones me incomodan y posiblemente ese es el miedo que he tenido que lidiar al principio, el de la sensibilización ante la gente que no lo pasa bien. Bueno, sólo quería comentar esta experiencia aunque no tenía intención de entrar el fin de semana. En mi zona no es el primer cajero/dormitorio que veo.
ResponderEliminarQue fuerte al leerte creia que esta leiendo a Eva hache,por lo de Bush, e incluso creo que haces una alusion a Aznar en una frase,estoy de acuerdo contigo en lo del miedo pero que sentido tiene utilizar a los politicos o a la politica para llamar la atencion de algo que esta clarisimo.
ResponderEliminarSiempre he tenido curiosidad por saber que argumentos nuevos utilizarian los socialistas,progres o como quiera que se llamen algunos, para hablar sobre la situacion de cualquier hecho actual.Pero ya veo que los mismos.Creo que Eva hache que hacia el mismo discurso que tu al abrir su programa se lo dejo por que ya no iba a tener a bush para hacer comentarios faciles sobre su politica o ineptitud.
Tienes razon Bonsai yo vivo por la zona y se de lo que hablas,yo hice una vez lo mismo que tu ,me arme de valor y entre a por mi dinero,solo que a mi me robaron,no tuve tanta suerte,asi que no te lo aconcejo,Lo increible es que otras veces lo he visto y al llamar a la policia les ha sorprendido que les llamase,porque no entendian que problema tenia con que estuviesen dentro del cajero,solo son drigatas me dijeron...muy fuerte.
ResponderEliminarLo del indigente en el cajero me pasó una vez hace mucho tiempo y me asusté,no llamé a nadie pero salí y me fui a otro cajero.Miedos infundados miedo por casos que se ven y sabes que pasan en general miedo a que me pasara algo.
ResponderEliminarEl caso es que me marche.Después de un rato pensé, igual necesitaba mi ayuda,o igual me atraca.De lo que estoy segura que el miedo fue lo que hizo que me marchara y reconozco que con un buen susto.
El tema del miedo y de los cuernos van de la mano,por lo de la encuesta digo, 9 a 3 ya son,no?.El miedo a las consecuencia de nuestros actos es lo que hace que nos cortemos en nuestras actitudes,y la encuesta lo demuestra.
ResponderEliminarNo os habeis preguntado por que los viejitos van tanto al iglesia cuando son mayores,quizas nunca han ido pero cuando son viejetes no paran de visitarla?Creo que es miedo a no tener una parcelita en el paraiso.
El miedo es la manera mas facil que se nos ha ocurido a todos para mantenernos controlados.Desde pequeños nos lo transmiten nuestros padres con frases como "si no haces los deberes te vas a la cama sin cenar",y con tu pareja aunque ella no te lo diga,sino lo haces como ella diga "te vas a dormir sin cenar".Creo que el miedo es innato del ser humano.
Como dices jhanfertati el miedo y los cuernos van de la mano.Y el resultado de la encuesta lo demuestra. El miedo nos controla y nos lo imponemos nosotros,lo legal sería controlar por principios no por miedo. Refiriendome claro al resultado de la encuesta. Queda demostrado en general que el miedo nos mueve y nos puede.
ResponderEliminarComo dije en un anterior comentario el miedo es libre y como tal viene y se va.Lo cogemos lo soltamos pero predomina en nuestras vidas de una manera o de otra.
Perdona Julio, ahora ya te he entendido. Totalmente de acuerdo, cuando era pequeña a mis padres les robaron la máquina de vitrificar que guardaban en la terraza, así que tuvo que ser algún vecino. Qué miedo eh? No se te pone la piel de gallina? Jajajajaja…Besos mil de este anónimo que disfruta mucho con tu blog, me divierte el debate y me encanta conocer opiniones ajenas, las comparta o no. Sin que sirva de precedente, te diré que los lunes por la mañana son un poco menos hostiles desde que participo en tu blog (mayor piropo que ese no hay…).
ResponderEliminarJULIOOOOOOOO cucu ¿donde estas? siempre soy yo la que acaba dando el toque que pesada soy a veces jeje.Creo que estamos todos deseando que nos repliques.Un saludo.
ResponderEliminarA raiz de un comentario de uno de los anónimos, quiero hacer una reflexión. Creo que las etiquetas son muy convenientes para las carpetas, para los cajones, para la ropa. Te dan una información muy detallada del producto al que etiquetan, si se puede lavar en agua fria, planchar, composición... es el caso de la ropa. En caso de vino por ejemplo, nos dan una idea del año de su fabricación, de la calidad de su uva, la bodega...etc. Podremos saber tambien el contenido de un archivador, carpeta o cajón mediante las etiquetas. En fín que son muy útiles. Pero cuando tratamos con personas, ROTUNDAMENTE NO, la etiquetación no es objetiva, es subjetiva. Tal es así que normalmente que está etiquetando a otro automáticamente se está etiquetando a si mismo y con un contenido nada bueno. Nada más, supongo que se me entiende. Saludos
ResponderEliminarSe te entiende perfectamente muy buena tu puntualizacion. No hay que poner etiquetas mas que a las cosas.Las personas no nos define una etiqueta impuesta por terceros.Aplausos.
ResponderEliminarLamento muchísimo no haber visto los programas de Eva Hache. Sobre todo sabiendo, como sé ahora, que tenía un discurso tan inteligente y sensato, jeje. En fin, supongo que buscando en youtube algo encontraré.
ResponderEliminarEsto de poner etiquetas, como dicen Bonsai y Anita, no debe ser muy correcto. Sobre todo porque cuando te sientes que eres de ideología "x" o del partido "y" te sientes obligado a llevar tus reflexiones a un punto que sea compatible con esa ideología o partido, y las reflexiones deben andar solas, sin caminos marcados, sin metas predeterminadas. Ahora que yo ya tengo etiqueta, ya sé que todos mis argumentos deben terminar igual, me lo ha dicho un anónimo. Hoy no ha dejado de llover sobre Valencia, Aznar se fue y no deja de jodernos.
Por cierto, ¿podrías definirme que es un progre?
Un saludo cariñoso.
Esto de contestar anónimos está resultando un poco lioso. Al anónimo 1º que al contestar se ha convertido en anónimo 4º y que no sé porque dice llamarse anónimo cuando se llama Laura le diré algo: tu madre debe tener un corazón fuerte como un roble porque la vida no hace más que darle disgustos: primero la máquina de vitrificar y luego, cuando lo estaba superando, su hija amancebada con un desconocido (para ella). Esta mujer es una mártir. ¡Beatificación ya!
ResponderEliminarNo sabes cuánto me alegro de que tus lunes sean menos hostiles pero me parece que es porque has reducido tu jornada y no por mi blog.
Anita, agradezco tu entusiasmo (no sabes cuánto) pero los fines de semana suele ser cuando menos tiempo libre tengo (para escribir). Por eso no suelo contestar vuestros comentarios hasta el lunes (por la noche, como casi siempre).
ResponderEliminarUn saludo (cordial, como te gusta a ti)
Jhanfertati, sí me he dado cuenta de que la media de edad en las iglesias es bastante altita. Daba por sentado que era por la educación recibida en generaciones pasadas pero me has hecho dudar. No sé si será eso, será el temor a lo que tenga que venir o la combinación de esas dos cosas.
ResponderEliminarVenga, Anita, márcate una encuesta en tu nuevo blog.
Gracias Julio un placer saludarte,es que te hecho de menos jejej.El día 28 publiqué otra nueva encuesta menos interesante que la primera no se si la habrás visto. Ah y no veas la idea sobre las etiquetas para la nueva encuesta.Voy a empezar a prepararla.Bonsai me ha inspirado y tu ahora al responder me has animado aunque no fuera tu intención.Voy a sembrar el terror jajja.
ResponderEliminarSaluditos cordialisimos.
El miedo no es un sentimiento del que me enorgullezca demasiado, pero si hay algún miedo del que me siento especialmente avergonzada es del que me inundó cuando compré los billetes de avión para Irán.
ResponderEliminarPor una parte el corazón me explotaba de alegría al saber que iba a pisar la tierra de los Persas, con sus mil y una noches, la ruta de la seda, los bazares bañados con el olor y el color de las especias y en las paredes, alfombras y tapices de seda.
De repente, mi banda sonora paró en seco como un disco rayado y la cara de Sherezade fue reemplazada por la de Ahmadineyad. Terroristas suicidas, bomba nuclear, destrucción masiva, enemigos del Islam, la Yihad, en definitiva, “el eje del mal”. En mi imaginación, que es muy visual, me veía desintegrándome al salir del avión cual vampiro sorprendido por la luz del sol. Jamás pensé que vería un árbol de Navidad en el centro de Teherán…
Tengo que deciros que no me desintegré ya que bajé del avión ataviada como la más ortodoxa de las iraníes, tanto que era imposible adivinar si debajo de toda aquella indumentaria se escondía un ser humano. Había ganado la primera batalla. A partir de ese momento los iraníes ganaron el resto, se ganaron mi corazón, mi respeto y mis disculpas.
Hasta hace poco pensé que había aprendido una buena la lección, sin embargo volví a caer. El miedo volvió al comprar los billetes de avión para Dubai. Saqué del armario la indumentaria ortodoxa iraní con ánimo de ocultarme bajo ella. En mi vida he pasado tanto calor… con lo bien que habría ido con mis sandalias fresquitas y unos tirantitos…
No tienes porque avergonzarte de ese miedo Laura yo también lo hubiera sentido de hecho,la única vez que cogí un avión fue para conocer Jerusalem.
ResponderEliminarY sentí lo mismo porque unos meses antes se suspendió el viaje por bombas y esas cosas.
Aquí sigo. Si tengo un miedo que no hay quien me lo quite, que se ha convertido en fobia.No puedo subirme a un avión ni estar cerca.Me gustaría saber porque es superior a mi, un miedo que me tiene condenada a no visitar sitios que quisiera. Un miedo que me impide algo.
No es lo malo viajar no siempre se puede.Lo malo es no hacerlo por eso. En fin ves al final todos tenemos algo.
Laura, me has dado 3 alegrías: la primera es que has salido del anonimato; la segunda, que has contado tu experiencia en Irán, algo que ya reclamé en uno de mis primeros comentarios; y la tercera, que al hacerlo, has hablado del miedo en el que yo quería centrar la atención: el miedo programado, el que no tendríamos si nadie hubiera estado interesado en ello.
ResponderEliminarMuchas gracias, no sabes lo contento que estoy.
Podríamos pensar que el miedo es un pensamiento. Los pensamientos preceden a la acción y la condicionan y los generamos nosotros mismos, con o sin querer. Por tanto, hemos de trabajar ese pensamiento para que actue a nuestro favor y no paralice nuestras acciones. Laura lo ha logrado en dos ocasiones y estoy segura que Anita lo hará más veces. El primer paso es detectarlo. Qué gratificante es hacer algo aunque te daba miedo intentarlo. Yo me he pasado mucho tiempo con ganas de aprender a hacer paella y lo aplazaba supongo que por miedo a que me saliera mal y ya ves ahora hago unas paellas asquerosas pero las hago (jejejeje). Tengo miedos más serios pero ya los contaré otro día. Saludos
ResponderEliminarJulio, ahora me doy cuenta de que hemos escrito a la vez y de que el miedo del que yo hablo no es el programado. Es el individual. Aplícame un correctivo
ResponderEliminarAnita, yo tengo miedo a las alturas (por eso soy bajito). Pero con el tiempo he ido combatiéndolo. En un momento dado me dije "¿Tengo que renunciar al placer de coronar una montaña por pasar un rato de miedo?" Pues no. "¿He de quedarme en casa o en el coche mientras los demás hacen un barranco porque hay que hacer un par de rappeles?" Ni pensarlo. Si voy a una feria de atraccíones no me busquéis en los loopings de las montañas rusas, pues no obtengo ninguna recompensa si me subo a ellas, pero no renunciaré a paisajes espectaculares por un ratito de miedo. Gracias a eso, mi vértigo de hoy es ridículo comparado al que sentía cuando era niño.
ResponderEliminarAsí que, si piensas que te va a compensar, échale casta y coge al toro por los cuernos (ah no, que de los cuernos ya habíamos dejado de hablar)
Oye, Bonsai, que aquí puedes hablar de lo que te dé la gana. De hecho yo hablo de ambos miedos, aunque ponga el énfasis en un tipo de ellos. Lo único que intento es que no se confundan.
ResponderEliminarSi bonsai es posible que un día lo repita(el avión)estos miedos se quitan enfrentandose a ellos.Pero hay que superar otro,el miedo a ver si soy capaz de hacerlo de nuevo.Pero si lo quiero intentar.Lo de la paella de veras que me encanta tu humor, después de tantas no creo que te salgan tan horrendas jaja.Julio si te dijera que subir a una montaña me apasiona y no me da miedo seguro que me das una patada en el culo jeje.
ResponderEliminarHace 3 años fui a esquiar a alto campoo, en lo mas alto de la montaña donde termina el telesilla y luego la cuesta para bajar es ufffffff pa matarse. Bueno en lo alto se ve de fondo los Picos de Europa y un valle que no tendría palabras para describir esa hermosura.
Subí solo por verlo,baje de culo,y volví con la cámara para inmortalizar el bello espectáculo de nubes cielo valle montañas etc.Y lo hice dos veces.La segunda no baje de culo descubrí una pista mejor adecuada a mi esquí.El miedo lo pase pero repetí algo me lo pedía,y lo repetiría muchas veces. Por eso digo que lo del avión es algo que no entiendo. Imagino me lo parece que sea porque se que debajo de los pies a continuación del fuselaje no hay nada mas cerca que miles de metros.No deja de ser miedo.
Felicitaciones a Laura por darse a conocer.
Julio tienes razón de momento he renunciado a volar y no viajar muy lejos por miedo.Saludos.
Bonsay,Anita.Entiendo que la polemica esta bien pero no hay que sacar las cosas de contexto,en ningun momento he etiquetado a nadie de nada,al contrario he utilizado las palabras y los nombres que ellos se ponen y lo se porque conozco a muchos,no se porque os resulta ofensivo,es lo que hay.Ni malo ni bueno.un comentario que responde a una manera de pensar y os guste o no todo tiene nombre.
ResponderEliminarLo que no se puede ser en esta vida es juzgar de manera diferente dos situaciones iguales,no se porque esta bien que Julio de su opnion politica sobre algo y yo no pueda hacerlo sobre esa manera de enlasar temas,respeto todas las maneras de pensar.SE SUPONE QUE PUEDO OPINAR Y ESO NO ES ETIQUETAR o (es etiquetar solo si no os gusta)No entiendo a las personas que utilizan argumentos faciles para referirse a algo tan cierto como el tema que nos atañe,no existe solo un malo o un bueno en una pelicula ,Ciento haber molestado a Eva Hache.Tienes razon en lo de las etiquetas Anita no lo olvides.Nada mas,supongo que se me entiende.Saludos
ResponderEliminarSi tuviera que describirte diria que eres un tio un poco progre.jejeje.la verdad no se donde esta la polemica con el anonimo,me gustan los sociatas, progre como tu,jajaja.Creo que es una bonita etiqueta,jijiji,menor que facha,nazi.Creeme te pueden llamar cosas mucho peores,jajajaja.
ResponderEliminarHay que ser mas tolerante e incluso con las opiniones que son compartidas de eso se trata, cada uno opina y se le respeta lo que piensa,luego tienes la opcion de dar tu opinion pero no de juzgar.no os cabreis conmigo,ehhhh.Esto algo divertido para sali de la rutina no os crispeis aqui tambien.adeu
Por supuesto que puedes opinar para eso estamos.
ResponderEliminarA mi no me ha molestado nada creo que simplemente bonsai y yo hemos puntualizado algo a nuestra forma de entender.Como tu dices estamos para opinar y no creo que nos salgamos de ningún tiesto.
En fin el blog de Julio al que considero un amigo y respeto mucho no es sitio para utilizar a modo de discusión entre nosotros.Y me tengo por tolerante si no lo fuera la reacción no sería la misma.Sigamos el tema presentado por Julio o esperemos uno nuevo,un saludo a todo el mundo.
Yo la verdad no me mosqueo, en este blog me lo paso "de miedo". Y para mí elijo como etiqueta "100% algodón", porque como dice Mr. Proper, "el algodón no engaña". Jejejeje.
ResponderEliminarGenial anónimo esa es la postura pasarlo bien y comentar en este blog tan genial.Y que estoy segura que Julio se lo pasa de miedo cada vez que lee nuestros comentarios.Muy bueno eso de 100%algodón. ¿Pero no ha cambiado a Don Limpio? jajaj. Es broma Un saludo.
ResponderEliminarHay que ser tolerantes, de eso no me cabe la menor duda, y mostrar respeto por todas las opiniones. Lo que pasa, Jhanfertati, es que lo de progre lo había percibido más como un calificativo despectivo que como una definición.
ResponderEliminarUna vez aclarado, no hay ningún problema. Sobre todo, buen rollito.
Esto es el colmo… y lo siento si me meto donde no me llaman pero lo de las etiquetas ha rebasado cualquier límite incluso moral. No por compasión, ni pena, sólo por justicia, aclaremos algo. “El algodón no engaña” es un lema publicitario de Tenn con Bioalcohol. Malo es que alguien olvide una frase que costaría millones, pero peor aún es que sea otorgada a la competencia. Ya está. Ya lo he dicho.
ResponderEliminarDebe ser que como me gasto poco en limpiadores y uso los baratos, la crisis que hace estragos,y no hago caso a los anuncios pues eso.Afecta hasta las neuronas y las mías están un poco revueltas.
ResponderEliminarEn fin a lo mio que soy maruja me entretengo y no hago la casa a fondo jajjaja. Saludos Julio y demás blogeros dicharacheros.
Y digo yo que si salgo a la palestra por el Tenn con bioalcohol que en la vida me ha regalado ni un vale de descuento, me permitiréis que haga una puntualización aún a sabiendas de que es del todo innecesaria. Seguro que Jhanfertati no pretendía equiparar los términos. El antónimo de sociata es capitalista y el de progre conservador, no sé muy bien cuáles serán los calificativos despectivos aplicables (no suelo utilizarlos ni en un sentido ni en el otro), pero en ningún caso ni fascista ni nazi. Julio, que sepas que escribo este comentario con ánimo semántico, que no político.
ResponderEliminarbuenooo,como ve esto,ahora se debe puntualiza hasta los lemas publicitarios.Julio cambia de tema porque de este ya no se puede sacar nada en claro.
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